miércoles, 2 de septiembre de 2009

LECHE MERENGADA

Tierna Infancia


La mayoría de nosotros hemos tomado u oído hablar, siendo niños, de la leche merengada.
Recuerdo que , con 10 o 12 años tenía que ir todas las tardes, andando un kilómetro hasta la finca colindante, donde ordeñaban sus vacas a diario y vendían la leche a quien quisiese comprarla. Mi madre me mandaba con una lechera de aluminio de un litro, con su tape, su asa y las monedas justas para pagarla.
Más de una vez, en el regreso a casa, para hacerlo menos aburrido, me entretenía en hacer girar la lechera llena, (vacía no tenía ninguna emoción) simulando a un lanzador de martillo, y no por que yo quisiese imitar ese deporte, del que ni siquiera conocía su existencia, sino por que me gustaba la sensación de hacerla girar a toda velocidad. Casi siempre me salía bien y no se derramaba ni una gota, pero otras veces, la “lechera-martillo” se escurría de mis dedos saliendo disparada hacia el cielo como si estuviese en una olimpiada. Podéis imaginar que de la leche solo quedaba el recuerdo puesto que se había salido toda regando parte de los campos que me cruzaba en el trayecto.
No podía volver a por más, por que no llevaba más dinero, así que tenía que presentarme en casa con las manos vacías, mejor dicho, la lechera vacía, ganarme la consiguiente bronca-castigo y volver a recorrer el camino para traer nuestro litro de leche.

Al ver esta receta en una revista me han sugerido hacerla y he aceptado la propuesta.
Es sencilla de realizar, rápida, salvo por el tiempo de congelador, y muy refrescante, para combatir la enésima ola de calor del verano.

Leche Merengada

Ingredientes.-
Para cuatro personas
Un litro de leche entera
150 gr. de azúcar
2 claras de huevo
La corteza de 2 limones (la receta indica cortada entera, pero no creo que sea muy importante)
Unas gotas de zumo de limón
Canela en polvo para adornar


Elaboración.-

Lavar y quitar la corteza de los dos limones, intentando no cortar la zona blanca que hay bajo la misma.
Mezclar el azúcar con la leche y añadir las cortezas de los limones.
Poner la mezcla anterior en una cacerola al fuego y llevar a ebullición durante cinco minutos, dando vueltas de vez en cuando con una cuchara de madera.


Retirar y poner en un recipiente apto para el congelador.
Una vez frío, colar la leche infusionada con el limón y meterlo al congelador hasta que empiece a cuajar. El tiempo, depende de cada congelador. La receta dice una hora aproximadamente, yo lo he tenido dos por que me he precipitado un poco a meter el recipiente antes de que se hubiese enfriado del todo. En cualquier caso es preferible ir mirando.


Montar las claras a punto de nieve, con unas gotas de zumo del limón y mezclarlas con la leche del congelador (cuando se saque la leche conviene homogeneizar la mezcla ya que una parte habrá empezado a congelarse y el resto estará líquido, de esta forma conseguiremos romper los primeros cristales de hielo y que nos quede una textura cremosa)

Una vez incorporadas las claras montadas, meter nuevamente el recipiente al congelador para que cuaje de nuevo.
Creo que es preferible que este segundo principio de congelación, se haga poco antes de tomarla, ya que se descongela con mucha rapidez y pierde enseguida esa textura cremosa que queremos conseguir. Mientras se puede guardar en el frigorífico.


Preparar unas copas de cristal y con una cuchara y después de haber homogeneizado nuevamente, servir en las copas. Adornar con Canela en polvo sobre la superficie, en mayor o menor cantidad, según lo que te guste la canela.
Yo hice la mitad de las cantidades indicadas en la receta y el resultado fue variado, aunque, eso si, gustó a todos.

Los que se pusieron poca canela notaron más el sabor a limón. Quizás se pueda reducir un poco la cantidad de corteza de limón para la infusión.
A mi, como me gusta mucho la canela, y puse más cantidad, me resultó un sabor más equilibrado y muy, muy refrescante.
Bon apetit
H. Chinaski