domingo, 28 de junio de 2009

EL VIAJE IV

Volví caminando hasta el hotel. Fue una despedida un tanto fria. Intercambiamos los números de nuestros móviles y le prometí llamarla al dia siguiente.
Una vez en la habitación, hice un repaso de lo ocurrido en las ultimas horas. El encuentro, la cena, la copa y el escarceo posterior.

A veces, lo evidente suele ser la verdad, y en este caso, al menos tal y como lo veía, lo evidente era que una señora de buen ver había querido tener una aventurilla sin complicaciones, pero en el momento de la verdad, se había arrepentido quizás por algún prejuicio, no lo se, pero tuve la sensación de que había estado jugando conmigo.
Yo tenia comprometidos los almuerzos de los próximos días, así que la llamaba al terminar mi trabajo y me recogía en el hotel. Siempre me esperaba en la Brasserie del propio hotel y después de tomar algo salíamos a pasear o a recoger su coche, según lo que hubiésemos decidido hacer esa noche.
Ya conocía casi todos los sitios que visitamos, pero no todos los días se tiene una guía autóctona y en el fondo me daba un poco igual donde fuésemos. Solo quería estar con ella
Me llevó a pasear por la orilla del Sena, a visitar el Sacre Coeur. Caminamos por las calles de Montmartre cruzandonos con bohemios de dudoso aspecto y con pintores callejeros que iban a la caza de turistas para venderles alguno de sus cuadros o hacerles algún boceto al carboncillo, ejecutado en unos minutos, en los que apenas se distinguía algún rasgo que recordase al modelo. Pero…..era Paris.

En esos días le note un cambio de actitud. Tenia momentos de euforia en los que se transformaba en una veinteañera caprichosa y encantadora a la vez y otros en los que sin motivo, se encerraba en si misma, dejaba de hablar y parecía transportarse a otro mundo.



No habíamos vuelto a hablar de lo ocurrido en el coche. Ella se había ido mostrando mas cariñosa a medida que pasaban los días, pero ninguno de los dos dio ningún paso mas allá de furtivos besos y caricias.

La ultima tarde, yo me marchaba al día siguiente, me propuso ir al Boulevard Saint Germain. Es la zona de estudiantes y vida nocturna. Visitamos algunos pubs que tenían la peculiaridad de que se fabricaban su propia cerveza y nos bebimos unas cuantas. Me invitó a cenar en una Brasserie y tomamos café en el Café de Flore uno de los emblemáticos de Paris por haber sido reducto habitual de Jean Paul Sartre o Albert Camus. A continuacion pasamos a Les Deux Magots que está junto al anterior y donde Sartre y Hemingway organizaban tertulias.




Salimos de allí y nos dirigimos caminando hacia la Isla de la Cite. Celebrábamos la despedida – entonces yo no sabia hasta que punto – y habíamos tomado bastante alcohol, así que no nos vendría mal andar un rato.

Cuando cruzábamos por delante de Notre Dame, miro hacia la monumental basílica, dejó de hablar y pareció sumirse en uno de esos trances en los que se iba a otra realidad. Respeté su silencio y al cabo de unos minutos me dijo

- Llévame al hotel
- ¿Estas segura? – le pregunté
- No hagas preguntas absurdas y llévame al hotel
- De acuerdo

Estábamos relativamente cerca, así que continuamos caminando en silencio.

En esos momentos pensé que el que realmente no estaba seguro era yo. Era nuestra ultima oportunidad, pero mi primera fijación de acostarme con ella había cambiado. Obviamente no iba a decir que no a la proposición, pero ya no era solo sexo. Estaba enganchado a esa mujer y quería algo mas.

En el vestíbulo del hotel, el recepcionista nos dirigió una sonrisa entre cortés y de complicidad. Me había visto llegar todas las noches solo.
Ya en la habitación, abrió el balcón y observamos la majestuosidad del Louvre, los escasos coches que circulaban en esos momentos por la Rue de Rivoli.
Habíamos cruzado cuatro palabras desde hacia rato. Nos abrazamos y entramos.

Es difícil describir lo que ocurrió. Nuestros cuerpos se entregaron, mi alma también. Ella parecía ir y venir de su mundo y en algún momento vi caer lágrimas de sus ojos.
Cuando acabamos me dijo

- Gracias por estos días

Fueron las ultimas palabras que escuche salir de su boca.

Estaba amaneciendo, me volví en la cama y vi que ya no estaba. Se oían sirenas a lo lejos y el frío del otoño entraba através del balcón abierto.

Pensé que Marie se había marchado mientras yo dormía. No le gustaban las despedidas.

No recordaba que el balcón se hubiese quedado así. Me levanté para cerrarlo y las sirenas dejaron de oírse allí mismo.

Al asomarme vi un cuerpo de mujer tendido en el asfalto, inmóvil, desnuda, en una postura grotesca y en un charco de sangre.

La reconocí. Todavía podía oler el aroma de su piel en la mia.

Comencé a temblar y me puse a llorar como un niño.

Fin

H. Chinaski

viernes, 26 de junio de 2009

BASTONCITOS DE QUESO Y PIMIENTA

Un aperitivo fácil, rápido de preparar y, salvo que no te guste el queso, muy rico.
Puedes utilizar distintos quesos, el que más a mano tengas, siempre que sea queso curado.
La verdad es que no he probado con queso semi curado pero creo que no quedaran tan crujientes como con un Boffard, parmesano, grana, de vaca, de oveja, ……..etc., aunque pensándolo bien un Emmental no le ira mal. Probare en otra ocasión. Estos los hice con Queso Crudo de Oveja, se puede comprar en Mercadona.





Divagando
Como ya he dicho en alguna otra ocasión, este blog es un poco anárquico. De ahí la disparidad de entradas que te puedes encontrar. Relatos, recetas, pensamientos buenos y malos, opiniones, hechos, etc.
Estoy empezando a plantearme abrir otro para no mezclar tantas cosas. Pero tampoco lo tengo claro. Que yo sepa, solo me visita una amiga y no creo que le moleste la variedad.

El tiempo me irá diciendo.



La fotografía la tomé en un viaje a Asturias. Corresponde al puerto de Cudillero en el que entre otros, hay un restaurante llamado El Barómetro en el que se come de auténtico vicio. Doy fe.

Ingredientes.-

Harina normal 120 gr.
Queso Crudo de Oveja rallado 100 gr. (si lo quieres mas suave de sabor, con 80 gr. Estará bien)
Agua fría 60 ml.
Levadura química 10 gr.
Sal una pizca (ojo, según lo fuerte que sea el queso necesitara menos sal)
Mantequilla en pomada 30 gr.
Pimienta negra o Mezcla de pimientas c.s. (a tu gusto) (yo lo hice con 4 pimientas recién molidas)


Elaboración.-

Precalentar el horno a 180 ºC
Preparar una bandeja de horno con papel vegetal o una plancha de silicona
En un bol, tamizar la harina y la levadura, añadir la sal, la pimienta y mezclar bien
Una vez mezclado añadir la mantequilla en pomada (También habrá que tener en cuenta si es con sal o sin sal para regular la que echamos a mano).
En el mismo bol, rallar el queso y añadir el agua progresivamente. Ir mezclando y amasando hasta formar una bola con la masa.
Enharinar un poquito una superficie lisa y estirar la masa con el rodillo.
Darle una forma rectangular y de un espesor de ½ cm aproximadamente. Es conveniente recortar con un cuchillo lo sobrante hasta obtener el rectángulo (los recortes los utilizamos para una segunda tanda volviendo a estirar y darle forma)



Cortamos con un cuchillo bien afilado bastoncitos finos y los vamos colocando en la placa un poco separados ya que luego crecerán.
Una vez puestos en la placa, meter en el horno hasta que estén dorados, no tostados.
La receta original dice que 10 minutos, pero como cada horno es un mundo y no hay dos que funcionen igual, es mejor ir observando. Yo los tuve durante 15 minutos. Si los queremos mas crujientes, más tiempo en el horno, pero no mas de 20 minutos.
Una vez fuera del horno, quitarlos de la placa y dejar enfriar. Me parecieron mejor un día después.

Bon appétit!

H. Chinaski

jueves, 25 de junio de 2009

HECHOS REALES

Lo que describo a continuación son hechos reales, no es un producto de mi imaginación.

Enero 2008

Día ….

7,45 horas.
Salgo a la puerta, a la calle, enciendo un cigarrillo . Hace frio 6 o 7 grados, calculo.
Lo veo apoyado en el edificio.
Tendrá entre 25 y 28 años, rubio, pelo corto, con aspecto de inmigrante del este, vestido correctamente, con mochila.
La mirada ausente, perdida en el vacío.
Lleva desde las 6 de la mañana sin moverse, en esa misma posición. Lo vi cuando llegó y le noté algo extraño, pero no supe entender.

9 horas
Salgo nuevamente y continua allí en la misma posición y postura

10 horas
Vuelvo a salir. Lo busco y no lo veo. Se ha marchado, pensé, un tio extraño.

14,15 horas
Salgo con el coche. Paso bajo un puente junto al carril de aceleración que te incorpora a la autovía. Yo ya circulo por ella. Voy rápido, como siempre.
En la curva, al llegar a la isleta que separa los dos carriles lo veo. Está demasiado cerca de mi trayectoria, casi invadiendo la calzada. Me asustó por su proximidad y al miralo lo reconocí. En una fracción de segundo nuestras miradas se cruzaron cuando pasé junto a él casi rozándolo con el coche. Parecía una estatua de hielo.

9 horas, al día siguiente
Leo en la prensa: “Ayer se produjo un atropello en la autovía AV - …. A la altura del Km. … con resultado de muerte, del ciudadano checo ………. . El conductor del vehículo, un camión trailer matrícula….manifestó a este diario que le fue imposible evitar el impacto.
Según testigos presenciales el peatón se dispuso a cruzar la calzada en el momento del paso del vehículo”

Entonces entendí lo que le había notado
Me hubiese gustado saber las causas que le infundieron el valor suficiente para dar ese paso

H. Chinaski

domingo, 21 de junio de 2009

EL VIAJE III

Pasó una hora. Estuve intentando mantener las formas y a la vez descubrir sus puntos débiles.

Cuando estoy con una mujer intento conocer donde están las zonas de su cuerpo que le hacen perder el consabido dominio de la situación, propios del género femenino.

Marie tenia en el cuello una de sus zonas erógenas mas señaladas. La segunda era la espalda.
Al meter mi mano por debajo de su jersey, rozándola con las yemas de mis dedos, escuchaba como sus suspiros contenidos aumentaban de intensidad. Alcancé sus pechos, los acaricié por encima del sujetador, busqué sus pezones y estos respondieron inmediatamente al estímulo poniéndose totalmente erectos. Mientras, mi boca recorría muy despacio su cuello mojándolo ligeramente con la punta de mi lengua.
En un momento en que la temperatura había subido muchos grados y parecíamos unos adolescentes desesperados, le propuse marcharnos del local.

Pagué la cuenta y volvimos caminando hacia el coche. Mi intención no era volver al coche, sino al hotel para continuar lo empezado y calmar el terrible calentón que llevábamos
No se si fue el cambio de temperatura al salir de nuevo a la calle o que había luna llena o sencillamente que actuaba como suelen hacerlo las mujeres en este terreno, o sea haciendo lo contrario de lo que queremos los hombres.



Dicho de otra forma su respuesta ante mi proposición de ir al hotel fue un no rotundo.


- “Es pronto” - me dijo.
- Pero pronto ¿para que?, si se trata de pasarlo bien durante un rato y ya está
- Es demasiado pronto – insistió.

Yo sabía perfectamente lo que me estaba diciendo, pero los estrógenos no me dejaban pensar con claridad.

Siempre he envidiado la capacidad que tiene la mujer para utilizar todas sus herramientas, incluida la del sexo, para conseguir lo que quiere. Sabe aguantar lo que sea en beneficio de la causa que persigue.
Nosotros en cambio somos mucho más primarios y nos dejamos llevar por nuestros instintos más primitivos, aunque sea para estrellarnos. Supongo, que en eso debe radicar también una parte de nuestro atractivo para ellas. Saben que tienen la partida ganada antes d empezar a jugar.

Por fin, llegamos hasta su coche. Ella, completamente normal y yo bastante mosqueado.
En lugar de decirle buenas noches y marcharme al hotel a relamer mis heridas de macho derrotado, me subí al coche con ella.


Decidí cambiar la estrategia. Al fin y al cabo se trataba de jugar ¿no? Pues juguemos.
Me transformé en el ser más encantador de que fui capaz. Me disculpé por una reacción tan infantil y replantee mi objetivo.
Antes de que acabe la noche me pedirás que te haga el amor o dejo de llamarme como me llamo, pensé.


Le tomé una mano y con al otra le acariciaba el pelo

- De acuerdo Marie, si es lo que quieres, no voy a insistir. Entiendo que solo hace unas horas que me conoces y entiendo tus reticencias para irte a la cama con un extraño, que, al fin y al cabo es lo que soy para ti.
- No es solo eso – me contestó – se perfectamente lo que es esta relación y lo que puede dar de si. Pero por eso mismo te elegí. Se paciente.
- Yo puedo ser paciente, pero no tenemos demasiado tiempo.

Miré fijamente sus ojos y me acerque muy despacio para besarla de nuevo.
Durante un instante parecía que me iba a rechazar, pero se arrepintió y se entregó al beso con pasión.




Ya era muy tarde. La calle donde había aparcado estaba en penumbra y apenas había transeúntes.
Con la libertad de la soledad y a pesar de la incomodidad del coche, hice que se acercase hacia mi asiento y comencé a acariciar su espalda. Me deleitaba en su boca mordiendo muy despacio el labio inferior y notando como disfrutaba. Su saliva se mezclaba con la mía y nuestras lenguas se entregaban a una batalla de exploración mutua.
Una de mis manos se acercó al cierre de su sujetador y se quedó ahí mientras su cuello recibía pequeños mordiscos que le provocaban gemidos de placer perfectamente audibles.
El cierre cedió y la rotundidez de sus pechos quedó liberada. No tarde en buscarlos, acariciarlos, masajearlos y sentir nuevamente sus enhiestos pezones que mis dedos acariciaban y pellizcaban con suavidad.
Sus pechos eran una zona muy sensible y respondían a mis caricias aumentando la frecuencia y la intensidad de sus gemidos. Recordé que en una ocasión conseguí llevar a una mujer al orgasmo únicamente acariciando y lamiendo esa parte de su anatomía.
Hasta ese momento, ella se mostraba pasiva y se dejaba hacer disfrutando, aparentemente, pero sin corresponder a mis caricias con la misma intensidad. A mi no me importaba. En estas lides del amor me preocupa mas dar primero placer a mi pareja que recibirlo yo.
Para entonces, mi “hermano pequeño” había dado señales de vida desde hacía rato y ella lo notó apoyándose descuidadamente, pero sin ningún otro gesto de acercamiento. Yo no dije ni hice nada al respecto salvo esperar.
Una de mis manos, en su animo de segur explorando acarició sus muslos por encima de su falda, subiendo peligrosamente hacia su cadera. Volvió a bajar para iniciar nuevamente el recorrido, pero esta vez por debajo. El contacto de mi mano con la piel de su muslo le hizo dar un respingo e instintivamente intentó que la retirase, pero sin mucha convicción.
Mi mano siguió su avance hasta encontrarse con lo que debía ser una preciosa pieza de lencería que protegía sus partes mas íntimas.
Acaricié sin prisa la cara interna de sus muslos y toda la zona que cubrían sus braguitas. Para entonces ella se había concentrado únicamente en su placer y desde hacía rato no oponía ningún obstáculo a lo que le estaba haciendo sentir.
Abrió un poco las piernas para facilitar mis movimientos y seguí buscando el preciado tesoro.
Introduje los dedos por la comisura de sus braguitas y encontré a Venus en su monte y mis dedos se tornaron húmedos. La llave para abrir puerta.
Dedos intrusos entraron en su casa. Roce apenas su botón de la felicidad y entonces estalló.
Su cuerpo se tensó como un arco y empezó a tener convulsiones de placer, en un orgasmo que relajó totalmente la expresión de su cara.
Cuando abrió sus ojos, solo transmitían paz.
La besé con ternura y dijo “Hazme el amor”.
Sonreí, me quedé callado unos segundos y le contesté

- Es demasiado pronto, ten paciencia.


Continuará y terminará



H. Chinaski

EL VIAJE II




Morena, con una mirada verde azulada como el mar, que invitaba a nadar en sus ojos. Su expresión cansada reflejaba días de sufrimiento contenido y un cierto nerviosismo, que se traducía en un ligero temblor en sus manos al encender un cigarrillo tras otro, y sobre todo en su forma de conducir.
“Sígueme”, fue su única palabra hasta que llegamos junto a su coche. En los pocos metros que acababa de recorrer ya me había arrepentido de haber dicho si. Pensé en dar media vuelta y marcharme, pero cuanto mas la miraba, más me atraía.
Algunas mujeres me provocan un fuerte atractivo sexual, sin que esto tenga nada que ver con su físico, es como si se produjese una reacción química en mi organismo que me lleva a ese estado.
Mientras dejaba su gabardina en el asiento posterior, pude verla tal cual era y lo que vi me gustó. Una vez sentados en el coche intenté iniciar una conversación normal
- ¿Cómo te llamas?
- Marie – me contestó
- ¿Qué te apetece hacer?
- Vamos a cenar ¿Cuál es tu hotel?
Era evidente, por muy bien que yo hablase su lengua, que no era francés, por lo que la pregunta no me sorprendió y se lo dije.
- Bien, buscaremos algo por allí

Aproveché el corto trayecto para observarla con detalle. Los rasgos de su cara le daban un aire de dulzura que culminaba en unos labios un poquito carnosos que invitaban a ser besados. Sus manos se veían cuidadas y se movían con movimientos delicados. Su piel era blanca sin síntomas de haber sido castigada por el sol. Su pecho era generoso, sin exageraciones. Caderas bien formadas y piernas que seguían la misma línea que las caderas.
Aparcó en las proximidades del hotel y nos dirigimos caminando hacia la Avenida de la Opera en busca de algún restaurante.


Mientras caminábamos comencé a notar una cierta relajación en su expresión, la conversación era distendida y agradable hasta que una pregunta de tipo personal le provoco un cambio de actitud nuevamente.
Entendí el mensaje y ella lo confirmó
- Mientras dure esto, no hablaremos de ningún tema personal. Ni tú debes saber nada de mí ni yo quiero saber nada de ti.
- ¿Pero cual es el problema? – le pregunté
- Si no puedes respetar la regla me marchare sin ninguna explicación.

Acepté sin condiciones. Al fin y al cabo ¿Qué podía perder?
Fuimos asaltados por un camarero con mandil hasta los pies, al detenernos en la puerta de su restaurante. Marie me explicó que era una costumbre para ayudar a decidirse a los clientes. Después de explicarnos en 15 segundos las excelencias de su local y de las viandas que en el se trasegaban, optamos por aceptar su invitación.
La cena transcurrió tranquila, acompañados por los Nocturnos de Chopin y regada con un aceptable vino nacional que ayudó a afianzar un poco más el frágil vínculo que acabábamos de establecer.



Al salir nuevamente a la calle me había propuesto dos cosas respecto a la misteriosa desconocida que me acompañaba. En la semana que tenia por delante debería averiguar cual era la razón para tanto secretismo. Al fin y al cabo yo era un accidente temporal en su vida que difícilmente volvería a aparecer. Mi segundo objetivo era hacer lo imposible para hacer el amor con ella.

Regresábamos caminando hacia el coche y me propuso tomar una copa.
Paseamos hasta un local situado detrás del Louvre que se llamaba “Le Fumoir” (El Fumadero) que como su nombre indica tiene la peculiaridad de permitir fumar en su interior, algo que agradecí, también soy fumador. Al abrir la puerta debías esperar unos segundos a que la vista se habituase a la nube de humo que allí había. Por suerte al poco tiempo ni lo notabas. Marie saludó a uno de los camareros y nos buscó un hueco para sentarnos en el atestado local.
El ambiente era tranquilo. Ella pidió un gin tonic yo pedí un Laphroaig y teníamos a Diana Krall sonando de fondo.
Al cabo de un tiempo, estaba empezando a tener algún problema para mantener una charla amigable y distendida al tener que estar pensando constantemente en no meter la pata con los temas prohibidos, así que sin pensarlo la besé.
Mas que un beso fue una caricia con los labios. Su boca me transmitió la dulzura que reflejaba su rostro y me gustó, me gustó mucho. Me separé levemente para mirarla a los ojos y nade en un mar de tristeza hasta que los cerró. Se acercó despacio hasta que rozó mis labios. Note como su lengua buscaba a la mía en un gesto de intimidad que me hizo estremecer. Estrechamos nuestros brazos, nuestros pechos se juntaron, mis manos recorrieron su espalda y note como ella también se estremecía.
Durante unos minutos fuimos ajenos a todo lo que nos rodeaba ..........

Continuara


H. Chinaski

martes, 16 de junio de 2009

EL VIAJE

Me desperté inquieto. Otro madrugon para llegar a tiempo al aeropuerto.
La maleta preparada. Un beso de refilón y la promesa de la llamada cuando llegase a mi destino.
Había estado ya dos veces en la ciudad de la luz, pero sentía la misma desazón que con todos los viajes al extranjero cuando iba solo.
Ya en el aeropuerto, observe a los que, como yo, iban a emprender vuelo hacia algún destino. Caras de sueño, una pareja joven que parecía iniciar su “viajedelunademiel”, ella hablando sin parar, el mirando descaradamente las piernas de una rubia con aspecto de ejecutiva. Mal comienzo, pensé.
Por fin se abrió la puerta de embarque y me acomode en mi asiento. Por suerte no había mucho pasaje y pude hacer el viaje solo. Estoy bastante harto de las conversaciones con desconocidos que intentan despistar la “vuelofobia” a base de machacar al compañero de asiento.
Fue un vuelo agitado, el turbo hélice se movía como un tiovivo y no inspiraba mucha confianza, pero por fin, después de dos horas llegamos a Orly.
Recogí mi maleta e indique al taxista la dirección del hotel.
Siempre que he viajado a Paris he elegido el Hotel Du Louvre para la estancia. No es espectacular pero si encantador, es de esos hoteles que te engancha. Reconozco que, si puedo, me gusta ser algo sibarita y el hecho de abrir el balcón de la habitación y tener frente a ti el Louvre ….






Me di una ducha rápida y salí a iniciar las entrevistas que me habían llevado hasta allí.
Para desplazarme, siempre tomaba el metro o el RER (una especie de tren de cercanías) si tenia que salir hacia las afueras. El metro de Paris siempre me ha resultado fascinante. Es un escaparate perfecto para conocer y observar la miscelánea de gente que vive en esa ciudad. En tu vagón te puedes encontrar al drogadicto que con la mayor educación te pide unas monedas, anunciándote de paso que es seropositivo, o al mimo que organiza su espectáculo, o a un señor con aspecto normal, que transporta una caja, la despliega y de ella salen un organillo y un pequeño mono que empieza a hacer piruetas al son de la música. En resumen fascinante.
Después de un día bastante agotador, decidí regresar al hotel, cambiarme y salir a pasear

Cruce por la Plaza del Carrusel, en el museo y avance por el Jardín de las Tullerias que, en otoño, invitaba a sentarse en uno de sus bancos y dejarse llevar por la laxitud del momento. Desde los jardines, se divisaba el Obelisco que era el punto de referencia para acercarme a donde quería ir.
Mi destino era una de las tiendas de alimentación emblemáticas de Paris, Fauchon.
Fauchon representaba un paraíso para un buen gourmand y para mi era visita obligada cada vez que visitaba la ciudad, pero en esa ocasión, el destino quiso que no llegase a entrar en la afamada tienda.


Casi sin darme cuenta, había anochecido. Mientras estaba mirando uno de los escaparates de la tienda, se me acerco una mujer, de unos 35 años, vestida de forma algo informal, con esa elegancia natural propia de las parisinas, atractiva pero no guapa y que desprendía un gran magnetismo.
Obviamente de todos estos detalles me fui dando cuenta mas adelante.
Cuando llego junto a mi, me espeto “Excuse moi monsieur ¿voulez vous venir avec moi?” “Perdón señor ¿Quiere usted venir conmigo?”
Al girarme para ver quien me estaba hablando, me quede sin saber que decir, y al momento le conteste “Oui”.
Hoy, todavía no se por que lo hice, pero ha habido ocasiones en mi vida que he hecho, sin pensarlo, lo contrario a lo que dicta el sentido común y no tengo motivos para arrepentirme.
Claro que en este caso, al momento pensé: ¿es una prostituta?, ¿piensa que lo soy yo?, ¿es una policía? Eres gilipollas, no sabes donde te metes.
Pues no, no acerté en ninguna de mis elucubraciones excepto en la última............
Continuara

H. Chinaski

sábado, 13 de junio de 2009

¿QUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?




LIBROS

La fabula de Spencer Johnson, cuyo titulo da nombre a esta entrada, describe de una forma ¿infantil? el comportamiento que tenemos muchas personas cuando consideramos como nuestras cosas que no lo son y un buen dia desaparecen. Es un cuento que puede ser tachado de los de moralina norteamericana pero tiene su puntito.

Al igual que la obra El viejo y el mar de Hemingway nos da una leccion de lo que se puede conseguir con teson y un objetivo claro. No son comparables, ambas son historias con moraleja, pero yo me quedo sin la mas minima duda con el pescador. La lei hace ya muchos años, en un momento de mi vida en el que me ayudo.

CHEESE&CHEESE

Soy culpable, me apasiona el queso.

Creo que de los que he podido probar hasta ahora, y han sido muchos, me han gustado todos. Bueno, para no mentir, lo unico que no me ha gustado de esa familia ni siquiera se le puede llamar queso legalmente (menos mal), aunque despues lo vendan o lo consumamos como tal, es el Preparado Lacteo. Se suele utilizar para la elaboracion de sandwich, san jacobos, etc. y en mi opinion no es la mejor opcion para elegir. Conviene leer las etiquetas de los productos que compramos.
Desde los mas fuertes a los mas suaves, para tomar solos y acompañados, de oveja, de cabra, de vaca, de bufala. etc. forman parte de mis placeres gastronomicos cotidianos.

La receta que os mostrare a continuacion es para todos los publicos, incluso para aquellos que no terminan de encontrar su atractivo a esta evolucion de la leche. Tan es asi que es dificil notar que lo lleva.





PASTEL DE QUESO & CHEESe

Para tomar al día siguiente

CHEESE 1

Ingredientes.-
Unos 120 grs de galletas o más(Marias, Digestive, etc.)
50 gr aproximadamente de mantequilla (para las galletas)
Un bote pequeño de leche condensada aproximadamente
4 huevos grandes
Una tarrina de queso crema
Una cucharada de zumo de limón
Una pizca de sal
Un limón

Elaboración.-
Poner mantequilla y enharinar un molde (recomendable que sea de 22/24 cm)
Triturar las galletas para formar la base del pastel, mezclar con la mantequilla (puedes fundirla con cuidado en el microondas o dejarla un tiempo a temperatura ambiente hasta que esté blandita) e ir extendiendo en la base del molde
Batir el queso hasta que quede espumoso y añadir el zumo de limón.
Incorporar los huevos uno a uno hasta que estén bien mezclados, no añadir el siguiente huevo hasta que el anterior esté integrado en el queso.
Añadir la leche condensada e ir mezclando, sin batir, con espátula de silicona por ejemplo, hasta que no queden grumos.
Precalentar el horno a 180 º C
Verter la mezcla en el molde, encima de la base de galleta
Introducir el molde en el horno y mantenerlo sin abrir durante 30 minutos aproximadamente, o si tu horno lo permite, cuando veas que se empieza a poner dorada la superficie. Dependerá también del grosor del pastel, según el tamaño de molde que hayas utilizado. Cuando haya pasado ese tiempo apaga el horno pero no lo abras y deja que se enfríe completamente antes de sacarlo.
Sacar y reservar sin desmoldar

CHEESE 2

Ingredientes.-
500 ml de nata líquida para montar (35 % M.G.)
Una tarrina de queso crema (tipo Philadelphia)
2 yogures naturales
200 gr de azúcar
10 gr de gelatina de cola de pescado (en láminas)


Elaboración.-
Montamos la nata en un bol, con un batidor. Un truco que ayuda bastante es que esta esté muy fría. (yo meto unos minutos al congelador la nata y las varillas del batidor y monta mucho más rápido, pero cuidado, que no se congele). Una vez montada, reservar en el frigorífico.
Hidratamos la gelatina en agua fría unos 10 minuto (ya sabéis, ponemos las láminas en un recipiente con agua fria del frigo para que se hidraten)
En otro recipiente, batimos el queso con el azúcar y los yogures.
Escurrimos bien, con la mano, las hojas de gelatina para quitar el agua sobrante y las disolvemos en un poquito de leche tibia.
Incorporamos la leche con la gelatina disuelta en la mezcla anterior y batimos bien.
Vamos añadiendo con movimientos envolventes del centro hacia los lados, la nata montada para evitar que se nos baje.
Recuperamos el molde con el Cheese 1 y vertemos con cuidado la mezcla anterior. Introducimos en el Frigo durante una hora como mínimo (mejor dos)
Yo utilicé un molde de 20 cm y le sobró mezcla para hacer otro pastel en molde de cake (era el que más a mano tenía). Este, resultó mas simple de sabor pero muy apetecible también.


Decoración.-
Para decorar hice un jarabe de limón con el zumo de un limón y medio y el mismo peso en azúcar. Llevar a ebullición, bajar el calor y mantener en ebullición suave durante unos minutos hasta que tenga la textura de jarabe espeso. Después de dejarlo templar añadir dos hojas de gelatina y remover hasta que se disuelvan.
Incorporar cuando esté frío y el pastel lleve como mínimo una hora en el Frigo.
Dejar toda la noche en la nevera y al día siguiente si se desea se puede añadir encima del jarabe de limón una confitura de frutos rojos, fresas, frambuesas, etc. a gusto del consumidor, calentándola y pasándola por el colador para quitarle las pepitas, previamente.

El contraste de la suavidad de las dos tartas de queso con la acidez del limón y el dulzor de la confitura es como para repetir, al menos es lo que me han dicho los que la probaron.

miércoles, 3 de junio de 2009

Accion & Reaccion

Ya ha pasado demasiado tiempo y empieza a ser peligrosamente atractivo ir dejando para otro dia la siguiente entrada al blog.
Estos ultimos dias he estado un poco mas "tocado" de lo habitual. Intente ayudar a un "amigo virtual" que tiene un blog de cocina con mucho exito, poniendo un comentario no demasiado acertado o mejor dicho con un mensaje demasiado confuso y meti la pata hasta el fondo.
Accion:
Mi mensaje en clave de tocar un poco las pelotas con intencion de hacer reaccionar, estimular o intentar cambiar su forma de ver algunos acontecimientos de los que se podria pensar que estaba animicamente mal, muy mal.
Reaccion:
Su respuesta en forma de correo privado en el que se explayo, creo que vertiendo hacia mi un cabreo educado y contenido, algo que dice mucho en su favor y que le agradezco en el alma. La grandeza de las personas se demuestra en las situaciones complicadas, cuando no se elige el camino facil y Pepinho ha demostrado ser un tio grande, muy grande, al menos para mi.

Ahora las aguas han vuelto a su cauce y reconozco haber aprendido la leccion. Hay que tener mucho cuidado si quieres ayudar a alguien que no te lo ha pedido, no acabes consiguiendo el efecto contrario al que persigues, aunque sea un amigo real y no virtual.

Aunque no soy especialmente habilidoso en la cocina, me apasiona la cocina dulce y los postres, por eso os ire incluyendo alguna receta de las que voy haciendo. En este caso es una variante de otra del que considero mi maestro en estas lides, Pepinho.
Os ofrezco un Bombon Helado de Chocolate y Vainilla al Cardamomo, es sencillo de ejecutar, apropiado para calmar los primeros agobios del calor y muy delicioso.



BOMBON HELADO DE CHOCOLATE Y VAINILLA AL CARDAMOMO

Ingredientes.-

200 ml de nata para montar (un brick)
100 gr de chocolate con leche (he usado Valor)
1 ½ cucharada sopera de vainilla liquida ( o 1, a gustos)
Un poco de pimienta
4 vainas de cardamomo
3 cucharadas de azúcar en polvo
40 gr de mantequilla
Palitos para sujetar el bombon

Elaboracion.-

Extraemos de las vainas de cardamomo sus semillas, las ponemos en un mortero, machacamos y reservamos. Al pelar la vaina, veras que desprende un aroma alimonado a mi me encanta.




Ponemos la nata en un cazo al fuego, añadimos el azúcar y movemos hasta que se haya disuelto, añadimos el cardamomo. Cuando empiece a hervir, mantenemos en ebullición muy lenta durante 3 o 4 minutos.



Dejamos templar y colamos con un colador para quitar la “nata” y las semillas de cardamomo. A continuación añadimos la vainilla liquida y mezclamos bien.


Una vez frío, añadimos unos 10 cl en un molde pequeño, casi como una cubitera. Para medir con una cierta precision la cantidad, he utilizado una jeringuilla tamaño gigante, que se puede comprar en cualquier farmacia. He utilizado un molde de plástico rígido, que por el tamaño de los huecos venia bien. Tambien se pueden utilizar vasos de “chupitos”, pero acordaros de dejar siempre espacio para el chocolate. Puse aproximadamente un 70 % de nata y un 30 % de chocolate. Cuando los hemos llenado, lo llevamos al congelador, durante 1 hora mas o menos, hasta que se haya endurecido superficialmente.

Mientras se congela la nata con la vainilla, preparamos el chocolate.

Ponemos en un cazo al baño Maria 100 gr de chocolate con leche de buena calidad y los 50 gr de mantequilla. Esperamos a que empiece a fundirse y vamos removiendo con una cuchara de madera o con espatula de silicona. Hay que tener un especial cuidado de no pasarse con el calor, ya que al ser chocolate con leche, lleva muy poca proporcion de cacao y si nos pasamos se separan los componentes del chocolate y se empieza a endurecer.
Es preferible ir retirandolo del calor y darle vueltas para que se termine de fundir. (se puede añadir un poquito de leche entera). Una vez que se ha fundido y con la textura adecuada ( fluida, parecida al aceite) dejamos atemperar moviendo de vez en cuando.
Cuando se haya templado, sacamos del congelador los recipientes con la nata y rellenamos con el chocolate.
El chocolate solidificara enseguida por efecto de la nata congelada.
Meter al congelador otra vez y al cabo de media hora aproximadamente clavar el palito en cada bombon.
Mantener 24 horas en el congelador y cuando se vayan a tomar, pasarlos una hora antes al frigorifico para desmoldarlos.


Un dulce abrazo para tod@s
H. Chinaski